martes, 7 de marzo de 2023

 El viejo:

Hace muchos años le dije a mi mejor amigo: "mirá viejo" y antes de terminar la frase me corrigió diciéndome: no me digas viejo (tenía más de 80 años), nunca voy a ser viejo, siempre he tenido y tendré joven el corazón. 

Nunca más ni lo mencioné, ese señor tenía más energía y vitalidad que cualquier joven, se levantaba a las cinco de la mañana, manejaba en bicicleta tres kilómetros hasta llegar a un parque lleno de árboles y por más de una hora hacía todo tipo de ejercicio yoga. En la bicicleta tenia enrollada una alfombra que utilizaba hasta para ponerse de cabeza con las piernas rectas hacia arriba, bueno fue realmente incomparable y para mi, envidiable. Todo el mundo lo quería y respetaba, a todos los que podía ayudaba, en todos dejó una buena huella y siempre sonriente y alegre. Que suerte para mi: fue mi padre.

Lo menciono porque me enviaron una de las pocas cosas que ha valido la pena de Tik-Tok y fue el poema de Víctor Hugo: ¿Poniéndome Viejo? y al terminar de escucharlo y luego leerlo vino a mi mente ese personaje que realmente dejó una huella honda y profunda en mi, ese recuerdo y esa ausencia que solo personas de valor pueden dejar, hasta me hizo volver a querer escribir en este Blog que abrí hace muchos años y que lo hice con la intención de escribir con cierta asiduidad. La vida me envolvió y no tomé la decisión de hacerlo. 

Dejaré el poema aquí porque son enseñanzas que como mi padre, dejan huella y hacen reflexionar. Como corolario: Víctor Hugo es el responsable que sea tan francófilo, que ame esa cultura tanto, que me identifique con ella y haya querido hacerla tan mía.  Habré tenido 15 años cuando leí Los Miserables y me prometí que lo leería en francés, hasta me inscribí en La Alianza Francesa para estudiarlo. Nunca lo aprendí al final, pero realmente ningún idioma aprendí, ni siquiera el español que es mi lengua natal, pero tampoco ya me importa, la huella de la hiperactividad y el déficit de atención permanecerá conmigo hasta que muera.

Aquí dejo el poema, hay que leerlo despacio y sobretodo tratar de hacerlo vida:

No, no me estoy volviendo viejo
quizá me estoy volviendo sabio; 
y te voy a decir por qué. 

Ya he dejado de ser a lo que a otros les agrada que yo hiciera, 
para convertirme en lo que a mí me gusta ser, 
he dejado de buscar aceptación de la gente para aceptarme a mí mismo, 
he dejado atrás esos espejos mentirosos que me engañaron sin piedad.

No, no me estoy volviendo viejo, 
me estoy volviendo asertivo, 
selectivo de lugares y personas, costumbres e ideologías. 

Ya dejé ir apegos, lastres y dolores innecesarios, 
ya dejé ir personas tóxicas y almas que me dañaron, 
y quiero que sepas que no es por amarguras, 
es por salud. 

Ya dejé las noches de fiestas por insomnios de aprendizaje, 
dejé de vivir historia que nunca me llevaron a ningún lado 
y que solo lo viví en mi mente, 
ya no las vivo, ahora las escribo.

Ya logré hacer a un lado a los estereotipos que tanto me marcaron, 
porque eran impuestos, 
como llegué a dañar a gente precisamente por estereotiparla.
 
Ya dejé también de usar maquillaje y pinturas para el pelo, 
solo ocultaba mis heridas, esas las dejo ahí, por algo las tengo, 
ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Cambié las farras y la ingesta desmedida de vino y alcohol 
por tazas de café o té, 
ya me olvidé de idealizar la vida, 
ahora la estoy viviendo.
 
No, te repito que no estoy envejeciendo
ahora llevo en mi alma esa lozanía que debí haber usado antes, 
y en mi corazón llevo también esa inocencia de quien a diario descubre algo nuevo. 

Llevo en mis manos la ternura de un capullo que al abrirlas expandirá sus alas, 
con objeto de ayudar y sanar a más gente, 
e iré a sitios inalcanzables, 
dejé la frivolidad de lo material para llevar una vida más espiritual.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa
y atraviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, 
llevo en mis oídos el trinar dulce y bello de las aves al oírlas al despertar 
y esto alegrará mi andar.

No, no me estoy volviendo viejo, 
me estoy volviendo selectivo,
 apostando mi tiempo a lo intangible, 
reescribiendo el cuento que alguna vez leí o me lo contaron, 
reentendiendo lo que quizá no quise entender 
redescubriendo nuevos mundos, 
rescatando aquellos libros que a media página yo había olvidado.

Me estoy volviendo más prudente, 
dejando a un lado esos arrebatos que nada enseñan pero cómo dañan, 
estoy aprendiendo a hablar de cosas transcendentes, 
estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, 
estoy sembrando ideales y terminando de forjar mí destino.

No, no me estoy volviendo viejo al dormirme temprano los sábados, 
es que también el domingo hay que despertar temprano 
y disfrutar del café sin prisa y leer en calma un poemario. 

No, no es vejez por lo que camino tan lento
es para observar la torpeza de los que aprisa andan
y tropiezan con el descontento

No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, 
es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.
 
Te repito, no, no estoy viejo, 
estoy comenzando a vivir 
lo que realmente me interesa.

Víctor Hugo (1802-1885)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones