miércoles, 22 de septiembre de 2010

Un filme treinta años después

Seguramente fue un filme que impresionó y gustó mucho hace más de treinta años, a mi nunca se me borró de la mente la impresión que me produjo y los sentimientos que despertó. La vi por primera vez cuando mi hijo Juan Carlos tendría alrededor de un año y para entonces la relación era muy profunda y amorosa. Pedía permiso en el Hospital y poder salir media hora para bañarlo y prepararlo antes de dormir cuando estaba de turno y dudo mucho que le haya permitido a alguien atenderlo que no fuese yo. Dustin Hoffman representó a un padre que, abandonado por su esposa, se quedó a cargo de un niño menor de tres años. Después de un par de años de vivir juntos, la madre, Meryl Streep decide obtener la patria potestad y conseguir de vuelta al niño. El padre estaba en desventaja económica con la madre, pierde el juicio y debe entregarlo, solo podrá verlo fines de semana alternos. De las muchas escenas conmovedoras, la más impresionante es cuando le explica Hoffman a su hijo que debe vivir a partir de una fecha muy cercana con su madre y que ya no vivirá más con él. El dolor del niño, las preguntas inocentes y la angustia de no tener a su padre como hasta ese momento lo había tenido, hace que las lágrimas broten hasta en la persona más insensible, es difícil soportar el dolor emocional de un niño con esa inocencia.
Recientemente volví a verla, la última parte, pero trajo a mi memoria una gran cantidad de recuerdos y sentimientos que trato que no afloren porque horadan profundamente dentro de mi y no logré evitar llorar como un niño. Cuando la vi por primera vez pensé que nunca dejaría que nada me separara de mi hijo y que aún si me separaba de mi esposa, me quedaría con la patria potestad a toda costa. 
La vida hace lo que se le da la gana y cambia radicalmente de un momento a otro sin el menor indicio de nada. Cuántas cosas han pasado en mi vida que de un momento a otro todo cambia. Se mueren los padres y se es huérfano, la esposa y se es viudo pero, ¿un hijo?  No he encontrado en ningún idioma que tenga una palabra que lo defina y explique, tampoco un dolor que se asemeje ni una ausencia que logre ser aceptada.
Terminé de ver el filme y aún con lágrimas en los ojos decidí escribir un soneto, pero sólo en la estructura, no en la acentuación porque eso sí es difícil y salió lo que a continuación adjunto. 

Soneto para Juan.
Habrás tenido un año cuando la vi por primera vez,
una película que profundamente me impresionó
y después de llorar a cada momento por tanta insensatez,
pensé en perderte y el corazón en mil pedazos se destrozó.
Sufrí al ver Kramer vrs Kramer como un niño,
lloré sin poderlo remediar ni mucho menos evitar
y con el corazón partido por el inmenso desatino
juré que haría todo por nunca verte marchar.
Con el correr del tiempo y muchos años pasar,
te abandoné insensatamente en el hogar
y fuiste tu con amor, quien a mi vino a buscar.
Ahora con los años pasar la vuelvo a mirar,
brotan lágrimas y dolor de tan solo recordar,
que al final la vida, de mi lado te logró quitar.