jueves, 9 de marzo de 2023

 El Principito:

Nuevamente vuelvo a recordar ese libro que abre, escudriña, machaca y deja cicatrices en los corazones, pero no en todos los corazones, solo en esos corazones que tienen sensibilidad y que desean vivir una vida profunda llena de amor.

Así es el mío, trato de encontrar en cada cosa y en cada momento, la esencia de vivir y es porque sigo siendo un evolucionista creyente en la realidad evidente de la vida: nace, crece, se reproduce y muere.

Hace más de seis años escribí un ensayo de ese libro maravilloso y lo acabo de tener en mis manos y recordé que lo había escrito y por eso lo dejo aquí como recordatorio de algo que mueve el corazón:

Guatemala 12 de Septiembre 2016.



Análisis de El Principito. Antoine de Saint-Exupéry.



Seguramente tengo más de diez años de haber leído por última vez El Principito y por eso decidí escribir mis observaciones que seguramente serán completamente diferentes a la última vez que lo leí. Es más la última vez ni siquiera escribí nada relacionado con la lectura.


Todo el mundo ha leído el libro, o por lo menos así dicen cada una de las personas que recuerdo haberles preguntado, pero si les pregunto cuantos planetas visitó y como murió, ya nadie se acuerda y realmente no importa, se vale que no se haya leído nunca. A lo mejor nunca antes yo lo había leído y solo quiero pensar que ya lo he hecho tres o cuatro veces, pero como ya no se si será ésta la última, prefiero dejar lo que me hizo pensar y sentir y que fue una de las experiencias más lindas que he tenido en los últimos tiempos.


Escribo todas éstas conclusiones porque me hizo recordar a uno de mis escritores favoritos de la época actual, Harold Bloom. Un erudito que como Umberto Eco tienen una basta cultura y conocimiento literario. El escribía en uno de los libros que leí, que por lo menos una vez al año leía Don Quijote y algunas otras obras importantes de la literatura que ahora no recuerdo.


Yo ni siquiera una vez lo he leído y seguramente no lo voy a leer a pesar que tengo la obra conmemorativa de sus 400 años de muerto. Esa constancia de lectura y ese increíble conocimiento no deja de darme una gran envidia porque tengo en mi escasa biblioteca varios libros que seguramente no los terminaré leyendo. Borges, Eco y Bloom tienen o tenían una biblioteca de más de 50,000 libros, ala gran…


Pero lo importante ahora es El Principito, un pequeño libro de no más de 90 páginas con ilustraciones, pero de una profundidad como pocos.


El aviador cae en el desierto y en el intento de reparar su avión se le aparece de la nada El Principito quien tiene un año de haber caído de su planeta, el asteroide B-612. Le describe su viaje por otros planetas, en busca de explicaciones para su rosa roja con cuatro espinas y el cordero que tiene en el planeta de tres volcanes.


Llega al primer planeta donde solo existe un rey y nadie más, El Principito era su único súbdito, en el segundo había un vanidoso, en otro un borracho, después un hombre de negocios. Otro mundo con un farolero y antes de llegar a la tierra, un mundo con un geógrafo. Todos tienen un significado importante en la vida, si se lo queremos dar, pero para El Principito era tan importante que tenía que hacer con su única rosa que cuando llegó a la tierra y pasó por un jardín con miles de rosas, se dio cuenta que su rosa no era única, sino que él le daba ese valor de única.


Lo que más me impactó de todo el libro fue la razón de mi amistad, me daba cierto conflicto el porqué nunca he logrado tener una amistad como la mayoría de personas, muchas personas que conozco se juntan a tomar un café y platicar o unas cervezas y ven un asqueroso partido de futbol, o algo similar. Yo no soy así y si tengo alguna amistad, termina siendo efímera y pasajera. Que hace que sea así, porque es algo personal y propio de mi personalidad.


Hoy lo entendí. Y lo entendí cuando el zorro habla con El Principito, estaba muy triste al darse cuenta que su flor no era única y le pide que juegue con él, el zorro le contesta que no puede porque no está domesticado y El Principito ni siquiera conoce el significado de la palabra: ¿Qué significa domesticar? le pregunta y el zorro le contesta que es una palabra demasiado olvidada y que significa “crear lazos”. 


Para mi no eres más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tampoco tu me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo…


Pero si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mi el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es muy triste! Pero tu tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo…


El zorro calló y miró largo tiempo al principito.


–¡Por favor… domestícame! –dijo.


–Bien quisiera –respondió el principito–, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.


–Sólo se conocen las cosas que se domestican –dijo el zorro–. Los hombre ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas por los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombre ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!


–¿Que hay que hacer? –dijo el principito.


–Hay que ser muy paciente –respondió el zorro–. Te sentarás al principio un poco lejos de mi, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca…


Ese relato me pareció de lo más tierno y conmovedor, una forma tan simple, sencilla, pero a la vez tan clara, concisa y categórica de lo que es la relación con las personas. Entendí porqué no tengo amigos… No tengo paciencia, constancia, interés o vínculo con nadie que no sea mi familia. A mi familia ya la domestiqué, ya cree lazos y como dice el diccionario de la Real Academia: hice tratable a alguien que no lo es. Pero lo más importante de todo y que es la base de las relaciones: “debe ser mutuo”. Si solo viene de un lado, nada se logra y termina la relación.


Creo que solo logré domesticar en mi vida a una persona. La única persona que no trae sangre de mi sangre en sus venas… A Lisa, sí, pero ella me domesticó a mi también y por eso estamos y vivimos como vivimos. Abrumadamente bien…


Continué con la lectura y me recordaba vagamente que cuando lo terminé la última vez que lo leí, lloré… ésta vez también lloré.


El principito tiene que volver a su planeta y para eso tiene que morir. Ese mismo día que el aviador repara su avión, el principito le pide a una serpiente venenosa que lo muerda para que pueda morir e ir a su planeta. El aviador se da cuenta del contubernio con la serpiente y trata de impedirlo diciéndole que él estará a su lado en todo momento para que no lo haga, el principito le responde:


–Por las noches mirarás a las estrellas. No te puedo mostrar donde se encuentra la mía, porque mi casa es muy pequeña. Será mejor así. Mi estrella será para ti una de las estrellas. Entonces te agradará mirar todas las estrellas… Todas serán tus amigas. Y luego te voy a hacer un regalo…


Volvió a reír.


– ¡Ah!, hombrecito… hombrecito… ¡Me gusta oír tu risa!


–Precisamente, será mi regalo… Será como con el agua…


–¿Qué quieres decir?


–Las gentes tiene estrellas que no son las mismas. Para unos, los que viajan, las estrellas son guías. Para otros, no son más que lucecitas. Para otros, que son sabios, son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrella no hablan. Tú tendrás estrellas como nadie las ha tenido.


_¿Qué quieres decir?


–Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas ¡Tú tendrás estrellas que saben reír!


Y volvió a reír.


_Y cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo. Tendrás deseos de reír conmigo. Y abrirás a veces tu ventana, así… por placer… Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando al cielo. Entonces les dirás: “Sí, las estrellas siempre me hacen reír”, y ellos te creerán loco. Te habré hecho una muy mala jugada…


El principito muere por la mordida de la serpiente y el aviador entiende. Uf, como fue de conmovedor leerlo, como pude recordar tanto a Juan, como quisiera poder verlo en una estrella, pero ahora, cada vez que vea al cielo en las noches, pensaré para mitigar su ausencia que, seguramente está en un asteroide como el B-612 de el principito y que se sonríe al verme. La gente necesita la eternidad para mitigar la ausencia de un ser perdido, pero es lo mismo que el principito, será una estrella o un asteroide o cualquier eufemismo similar.


Bueno llegué al final de la historia y me dejó tanto en que pensar y sentir que espero recordar cada momento que disfruté al leerlo y aún más, por eso escribo esto, porque seguramente en algún tiempo ya lo habré olvidado y seguiré con mi rutina y con ese dolor que siempre está allí. Tal vez al leerlo nuevamente sienta algún consuelo, seguramente no, solo el tiempo.


Al final del libro el aviador escribe lo que todos quisiéramos, que exista un consuelo y entonces escribe:


Mirad atentamente este paisaje a fin de estar seguros de que habréis de reconocerlo, si viajáis un día por el Africa, en el desierto. Y si llegáis a pasar por allí, os suplico: no os apresuréis; esperad un momento, exactamente debajo de la estrella. Si entonces un niño llega hacia vosotros, si ríe, si tiene cabellos de oro, si no responde cuando se le interroga, adivinaréis quien es. ¡Sed amables entonces! No me dejéis tan triste. Escribidme enseguida, decidme que el principito ha vuelto…


Realmente me conmovió el relato, la imaginación, el conocimiento del dolor y la perdida, que tuve la necesidad de escribirlo. No pude dormir y de tanto estar pensándolo, me levanté a las dos de la madrugada a escribir y tratar con eso de revivir tiempos pasados.


Aún tengo el 50% de posibilidades que exista la eternidad, para mi bien y paz interior, espero que no exista. La mayoría por el miedo a la muerte tiene la certeza de una vida eterna, desde todo punto lógico no debería haber, pero hay que darle el beneficio de la duda, como a todo. 





martes, 7 de marzo de 2023

 El viejo:

Hace muchos años le dije a mi mejor amigo: "mirá viejo" y antes de terminar la frase me corrigió diciéndome: no me digas viejo (tenía más de 80 años), nunca voy a ser viejo, siempre he tenido y tendré joven el corazón. 

Nunca más ni lo mencioné, ese señor tenía más energía y vitalidad que cualquier joven, se levantaba a las cinco de la mañana, manejaba en bicicleta tres kilómetros hasta llegar a un parque lleno de árboles y por más de una hora hacía todo tipo de ejercicio yoga. En la bicicleta tenia enrollada una alfombra que utilizaba hasta para ponerse de cabeza con las piernas rectas hacia arriba, bueno fue realmente incomparable y para mi, envidiable. Todo el mundo lo quería y respetaba, a todos los que podía ayudaba, en todos dejó una buena huella y siempre sonriente y alegre. Que suerte para mi: fue mi padre.

Lo menciono porque me enviaron una de las pocas cosas que ha valido la pena de Tik-Tok y fue el poema de Víctor Hugo: ¿Poniéndome Viejo? y al terminar de escucharlo y luego leerlo vino a mi mente ese personaje que realmente dejó una huella honda y profunda en mi, ese recuerdo y esa ausencia que solo personas de valor pueden dejar, hasta me hizo volver a querer escribir en este Blog que abrí hace muchos años y que lo hice con la intención de escribir con cierta asiduidad. La vida me envolvió y no tomé la decisión de hacerlo. 

Dejaré el poema aquí porque son enseñanzas que como mi padre, dejan huella y hacen reflexionar. Como corolario: Víctor Hugo es el responsable que sea tan francófilo, que ame esa cultura tanto, que me identifique con ella y haya querido hacerla tan mía.  Habré tenido 15 años cuando leí Los Miserables y me prometí que lo leería en francés, hasta me inscribí en La Alianza Francesa para estudiarlo. Nunca lo aprendí al final, pero realmente ningún idioma aprendí, ni siquiera el español que es mi lengua natal, pero tampoco ya me importa, la huella de la hiperactividad y el déficit de atención permanecerá conmigo hasta que muera.

Aquí dejo el poema, hay que leerlo despacio y sobretodo tratar de hacerlo vida:

No, no me estoy volviendo viejo
quizá me estoy volviendo sabio; 
y te voy a decir por qué. 

Ya he dejado de ser a lo que a otros les agrada que yo hiciera, 
para convertirme en lo que a mí me gusta ser, 
he dejado de buscar aceptación de la gente para aceptarme a mí mismo, 
he dejado atrás esos espejos mentirosos que me engañaron sin piedad.

No, no me estoy volviendo viejo, 
me estoy volviendo asertivo, 
selectivo de lugares y personas, costumbres e ideologías. 

Ya dejé ir apegos, lastres y dolores innecesarios, 
ya dejé ir personas tóxicas y almas que me dañaron, 
y quiero que sepas que no es por amarguras, 
es por salud. 

Ya dejé las noches de fiestas por insomnios de aprendizaje, 
dejé de vivir historia que nunca me llevaron a ningún lado 
y que solo lo viví en mi mente, 
ya no las vivo, ahora las escribo.

Ya logré hacer a un lado a los estereotipos que tanto me marcaron, 
porque eran impuestos, 
como llegué a dañar a gente precisamente por estereotiparla.
 
Ya dejé también de usar maquillaje y pinturas para el pelo, 
solo ocultaba mis heridas, esas las dejo ahí, por algo las tengo, 
ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Cambié las farras y la ingesta desmedida de vino y alcohol 
por tazas de café o té, 
ya me olvidé de idealizar la vida, 
ahora la estoy viviendo.
 
No, te repito que no estoy envejeciendo
ahora llevo en mi alma esa lozanía que debí haber usado antes, 
y en mi corazón llevo también esa inocencia de quien a diario descubre algo nuevo. 

Llevo en mis manos la ternura de un capullo que al abrirlas expandirá sus alas, 
con objeto de ayudar y sanar a más gente, 
e iré a sitios inalcanzables, 
dejé la frivolidad de lo material para llevar una vida más espiritual.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa
y atraviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, 
llevo en mis oídos el trinar dulce y bello de las aves al oírlas al despertar 
y esto alegrará mi andar.

No, no me estoy volviendo viejo, 
me estoy volviendo selectivo,
 apostando mi tiempo a lo intangible, 
reescribiendo el cuento que alguna vez leí o me lo contaron, 
reentendiendo lo que quizá no quise entender 
redescubriendo nuevos mundos, 
rescatando aquellos libros que a media página yo había olvidado.

Me estoy volviendo más prudente, 
dejando a un lado esos arrebatos que nada enseñan pero cómo dañan, 
estoy aprendiendo a hablar de cosas transcendentes, 
estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, 
estoy sembrando ideales y terminando de forjar mí destino.

No, no me estoy volviendo viejo al dormirme temprano los sábados, 
es que también el domingo hay que despertar temprano 
y disfrutar del café sin prisa y leer en calma un poemario. 

No, no es vejez por lo que camino tan lento
es para observar la torpeza de los que aprisa andan
y tropiezan con el descontento

No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, 
es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.
 
Te repito, no, no estoy viejo, 
estoy comenzando a vivir 
lo que realmente me interesa.

Víctor Hugo (1802-1885)

miércoles, 6 de febrero de 2019


El Sentido Común, jaaaaa.



Ha poco un insulso me ha escrito:
“mi más sentido pésame, el sentido común ha muerto”.
Que mente tan fantasiosa, 
¿Qué fábula ha venido a su mente?
¿Cómo puede morir alguien que nunca nació?

Sí al sentido común se le tildaba como
“al menos común de los sentidos”
y casi inexistente en el corazón humano,
¿en qué momento de la historia nació?

¿Nació en la época de Cristo?
NO… lo mataron en la cruz,
mataron en la cruz al único cristiano que nació,
como bien lo describe Nietzsche.

¿Nació entre los tres augusto y cinco emperadores?,
todos éstos chinos se mataron unos entre otros
y a pesar de Confucio y Tao con su profunda filosofía
el sentido común, allí no prevaleció.

Los Bhimbekta comieron muy sano y nutritivo,
nunca se les conoció que consumieran alcohol
y con su Budismo y Yazidismo, llenos de paz y amor,
tampoco se encuentra el nacimiento del sentido común.

Stonehege solo comprueba que en sus megalitos,
la “Piedra del sacrificio” también existió.
Y aunque los celtas fueron aniquilados por los vikingos,
siendo una civilización floreciente, allí no nació el sentido común.

Turcos, iranios, eslavos y germánicos tiene una gran historia
y se puede encontrar el auge y caída de cada imperio,
surgieron como grandes potencia y tuvieron gran hegemonía,
pero fueron cayendo y menguando y ni rastros del sentido común.

La monarquía y la república francesa, que gran historia por contar,
pero ni Napoleón ni Vichy lograron nunca una paz duradera,
y terminaron en una lucha fratricida que a pesar de su lema:
“liberté, égalité, fraternité”, el sentido común no se “trouvé”.

En el occidente nunca la encontré y visitar quiero otras culturas,
seguramente más afables y pacíficas que su historia pueda espulgar.
Por donde empiezo, Mesopotamia tiene tanta historia 
que una biblioteca se puede llenar.

Busco entre los sumerios y viajo por los valles del Tigris y Eufrates,
y Ur de los asirios que los elamitas devastaron
dejando para la posteridad las “Lamentaciones de Ur”
en donde solo dolor existe y ni rastros del sentido común.


Y entonces tengo de los Hebreos que hablar,
pero su historia está llena de quebranto y hombres convertidos en sal,
ángeles a quienes con solo llegar, el humano quiere violar,
hijos que quieren al padre repudiar, ¿huiste de allí sentido común?

Pero los rusos debieron ser un pueblo mucho mejor,
el Rus de Kiev se encargó de afianzar la alianza de federaciones eslavas, 
pero no prevalecieron por los mongoles que quemaron Moscú
y más atrocidades que se pueden encontrar. Sentido común, ni visto.

Y busco en la península ibérica y el imperio visigodo tiene mucho por decir,
los musulmanes dejaron mucho en los siglos de ocupación,
hasta que Aixa la madre del Boabdil en el cerro del “Suspiro Moro”
le dice: “no llores como mujer lo que no supiste defender como hombre”
Sentido común ni llorando se encontró.

De los griegos ni hablar quiero, pudiendo haber sido, nunca lo lograron
y a pesar que Schopenhauer decía que “lo pueblos tienes santos y
los griegos tiene sabios”, de nada les sirvió. Sócrates, Platón y Aristóteles
como mis favoritos, seguramente enterraron el sentido común.

Me paso para América con nuestros pueblos indígenas,
tenían el cero y un calendario que apabullaba a cualquier civilización,
pero vinieron los españoles a ésta linda tierra y encontraron desolación,
pueblo contra pueblo, hermano contra hermano; ni sombras del sentido común.

Ahora los gringos, muy ufanos de su nación, a todos quieren deportar
y se olvidan que sus raíces están muy lejos del país que nombran en posesión,
mataron a cuanto apache, cherokee, sioux o cheyene encontraron,
o los metieron en una reservación. ¿Donde, donde estás anhelado sentido común?

Que más puedo escribir ahora, si llevamos dos guerras mundiales
y salimos de una para entrar en otra y se avecina la tercera guerra.
Trato de buscar en la historia y no la encuentro y solo me doy cuenta
que nunca nació, que es solo palabrería. 
Nunca fuiste, amable… sentido común.



Carlos Aragón-Rivas



ATARDECER EN GODINEZ
Para quienes deseen adelgazar:

Recientemente se publicó un artículo en Medscape en relación a la pérdida de peso y concluyeron que según un artículo de la Universidad de Adelaide en Australia "Las mujeres con obesidad que siguieron una dieta en la cual consumieron 70% de su ingesta calórica necesaria y ayunaron en forma intermitente, fueron las que más bajaron de peso"
El ayuno se programó tres veces por semana y no relacionaron el ejercicio con los resultados de pérdida de peso.


jueves, 4 de octubre de 2012

A la memoria de un tirano.



En la revista D de Prensa Libre de fecha 30 de Octubre 2012, publicaron una entrevista que le hicieran a la última nieta del presidente guatemalteco que gobernara de 1871-3 a 1885, Justo Rufino Barrios.
El periodista tenía conocimiento histórico de muchos de los acontecimientos de la época y menciona al historiador Luis Beltranena Sinibaldi, pero no pude dejar de escribir el presente artículo al leer la opinión de la nieta.
Regularmente nadie habla mal de sus parientes ni amigos y ésta no es la excepción, ella se muestra muy ufana y orgullosa al tener un abuelo presidente, pero deja de mencionar todas la atrocidades, atropellos, matanzas, abusos, injusticias, vejámenes e iniquidades que hizo con un pueblo bajo las garras de un apátrida dictador.
Se casó con una bellísima mujer en el occidente del país, donde era venerado y sobretodo muy temido, la Señora Francisca Aparicio y Mérida, una mujer educada, culta y de gran belleza, quien naciera en Suiza. Adjunto al presente comentario la foto de la Señora Aparicio y Mérida que está en el Museo Del Prado, España, en ese entonces reconocida como la Marquesa de Vistabella.
Envié el artículo a la Prensa Libre y seguramente sacarán, si es que lo sacan, unas cuantas líneas de mi comentario, pero por si dejan la dirección del blog que utilizo, aquí encontrarán el artículo completo.



Estimados Señores:

Después de leer semejante atropello histórico relacionado con la nieta de Justo Rufino Barrios me permito hacer la siguiente aclaración en nombre de las numerosas víctimas del tirano, a quien intentan recordar como El Reformador, Justo Rufino Barrios.
Dicho nombre fue el inmerecido calificativo, quien su sobrino José María Reina Barrios, hijo de la hermana del dictador, Celia Barrios, le nombrara para engrandecer por los supuestos méritos a un supuesto héroe de la patria. Cabe recordar que él también fue asesinado por Sollinger, como lo fue su tío algunos años atrás.
La esposa de Barrios, reconocida por la historia, fue Doña Francisca Aparicio y Mérida; Soledad Garín fue una de las tantas mujeres con las que procreó infinidad de hijos, muchos de ellos bastardos. Doña Francisca emigró a San Francisco después de la muerte del dictador a California, donde conoció a un marques español que por su belleza y garbo logró que le adjudicaran el título nobiliario de marquesa de Vistabella, en honor a su gran belleza y educación. En el Museo del Prado se encuentra una pintura que confirma el porqué del título Vistabella.
La nieta de Barrios, muy ufana, comenta: “no hizo sufrir a la gente y mucho menos que gozara con ello”. Que terrible mentira. Mataba a quien no le hacía caso o estaba en su contra a garrotazos y los enterraba en la caballeriza de los soldados. Planeó una supuesta bomba en su contra, con el abyecto propósito de vengarse de los que consideraba enemigos. Encarceló, torturó y mató por el simple deseo de mostrar su poder.
El apátrida vendió gran parte del territorio nacional para congraciarse con México y los Estados Unidos y poder justificar su megalomaníaca idea de la Unión Centroamericana, planeando ser el presidente de dicha unión y por eso lo mataron por la espalda, como muere todo traidor.
El y Barrundia, su ministro plenipotenciario se repartieron los terrenos y propiedades que se les dio la gana, pagaron a sus tenientes con parcelas a las faldas del volcán de Fuego, en retribución del servicio prestado y por eso se llama La Reunión el lujoso club de golf, porque allí se reunieron todas esa parcelas que el déspota regaló.
Lo más espantoso de la entrevista con la nieta del dictador es el comentario de Ismael Cerna, seguramente no sabe o no quiere recordar que Justo Rufino Barrios masacró al padre de Ismael Cerna, a su caporal y los trabajadores que no lograron huir, solo por ser hermano del presidente derrocado, Vicente Cerna. Ismael Cerna fue perseguido por su famoso poema “En la cárcel” donde le escribe:

¡A mi no logras infundirme miedo
con tus iras imbéciles, tirano!…

Y te apellidas liberal ¡Bandido!
Tú que a las fieras en crueldad igualas,
tú que a la juventud has corrompido
con tu aliento de víbora que exhalas.
Tu que llevas veneno en las entrañas,
que en medio de tus báquicos placeres,
cobarde, ruin y criminal te ensañas
en indefensos niños y mujeres.
Tu que el crimen ensalzas y encarneces
al hombre del hogar, al hombre honrado;
tú, asesino, ladrón, tú que mil veces
has merecido la horca malvado.

En tanto, hiere déspota, arrebata
la honra, la fe, la libertad, la vida;
tu misión es matar: ¡Sáciate, mata
mata y báñate en sangre fratricida!
Mata, Caín, la sangre que derrames
entre gemidos de dolor prolijos.
¡Oh! Infame, el mayor de los infames,
irá a manchar la frente de tus hijos…

¡Hiéreme a mí que te aborrezco, impío!
A ti que con crueldades inhumanas
mandaste a asesinar al padre mío
sin respetar sus años, ni sus canas.

Quiero que veas que tu furia arrostro
y sin temblar que agonizar me veas,
para lanzarte una escupida al rostro
y decirte al morir: maldito seas.

Estas son sólo algunas de las estrofas del poema de Ismael Cerna que la Señora Dora Barrios menciona como contemporáneo y férreo opositor de su abuelo, pero se le olvida citar las primeras estrofas que escribió por solicitud del gobierno en mando a la muerte de dictador, y que aún después de todo lo que sufrió a sus manos, con generosidad escribió:

No vengo a tu sepulcro a escarnecerte,
no llega mi palabra vengadora
ni a la viuda, ni al huérfano que llora,
ni a los fríos despojos de la muerte.
Ya no puedes herir ni defenderte,
ya tu saña pasó, pasó tu hora;
solamente la historia tiene ahora
derecho a condenarte o absolverte.
Yo que de tu implacable tiranía
una víctima fui, yo que en mi encono
quisiera maldecirte todavía.
No olvido que en un instante en tu abandono
quisiste engrandecer la Patria mía.
Y en nombre de esa Patria te perdono.

No podemos, ni debemos, engrandecer y mucho menos absolver, a un tirano que vendió nuestra patria, robó, torturó y mató a su sabor y antojo. Por eso, en rechazo a su tiranía, intento nunca llevar en mi cartera billetes de cinco quetzales, porque lo considero una ignominia para el ciudadano guatemalteco que sea consciente, o por lo menos conozca los atropellos, tiranía y maldad que lo caracterizó.


Dr. Carlos Aragón-Rivas
caragonr.blogspot.com


lunes, 11 de julio de 2011

A Don Facundo


La raya, siempre la raya.

Pasé un fin de semana desagradable por su muerte inesperada, Don Facundo. Y lo peor, a manos de sicarios guatemaltecos que segaron su vida así como ciegan a miles cada año sin importarles nada más que hacer lo encomendado.
Usted Señor Cabral fue un impacto tan grande porque era mundialmente conocido y amado por su talento artístico y su filosofía tan simple pero directa y al grano, había tanto que aprender de Usted.
He intentado recordar su más famosa canción: “No soy de aquí, ni soy de allá” pero por más esfuerzo que he hecho no lo he logrado y tendré que buscarle en internet. No es el tipo de música que escucho, perdone y por eso no trae a mi memoria ningún recuerdo con que la pueda relacionar, así que insistiré una vez más, aunque termine más triste.
Me produjo un gran conflicto interno al pensar que era el “Mensajero de la Paz”, como le calificó la Unesco, y muriera de esa forma tan trágica, inesperada, indebida, inaudita, cobarde, insólita, sorprendente, inconcebible, atroz, pero… extrañamente y aunque nadie lo pueda creer, adecuada, conveniente y oportuna.
“Un sacrilegio” dirían muchos al leer lo que opino y creo, pero que solo confirma el convencimiento que tengo de la ley de la atracción y de la siembra y la cosecha.
Usted, Señor Cabral estaba en su última gira artística, padecía de cáncer del páncreas, tenía 74 años, estaba físicamente con múltiples padecimientos y quebrantos de salud, utilizaba bastón para movilizarse y en su último concierto nos dice, con su acostumbrada humildad: “No quería molestar a Dios, pero quería venir a Guatemala a dar las gracias, y no me imaginé volver”.
Aunque ésto suene, parezca y resulte una blasfemia, tengo que decirlo: no habría habido una mejor forma de morir para Usted, que la forma en que murió.
Si… Murió instantáneamente, ni se dio cuenta de lo que estaba pasando porque no está acostumbrado como nosotros a ver para todos lados al escuchar los tan frecuentes balazos que se escuchan a toda hora en nuestro país. Un arma de alto poder como el AK-47 con la que le acertaron en el tórax y la frente, no le dio tiempo ni tan solo a respirar y seguramente no se enteró en que momento murió.
Tenía cáncer del páncreas, una enfermedad mortal y fulminante que dudo mucho le habría permitido vivir más de un año.
Era el “Mensajero de la Paz” y lo trágico de su muerte lo convierte en un ícono, un héroe y será recordado, nombrado, mencionado y llorado como todo caudillo que lucha por la paz, el amor y la libertad, pero de los pocos que lo hacen, como Usted, con canto y poesía, un ser sin igual, no cabe duda. Perdone, debí haberle escuchado y disfrutado de su filosofía tan sagaz pero me he escondido en los académicos y en mis libros clásicos.
Pero medite Don Facundo, que habría pasado si dentro de un año o dos, leemos en el periódico: Facundo Cabral murió recluido en un hospital, lo consumió el cáncer del páncreas que lo aquejaba y que, al final, lo consumió. El mundo solo habría dicho: “una estrella se ha perdido” y habría sido recordado como un gran cantautor, un poeta, un escritor, un filósofo y soñador.
Le soy honesto, todo este acontecimiento tan inaudito me llevó a investigar su vida, su obra, sus canciones, su filosofía. Escuché varias de ellas: Con una flor en la mano, No soy de aquí ni soy de allá, Cuando un amigo se va y otras más y no pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas para desahogar mi alma del terrible dolor que sentía por una gran pérdida de un ser que fue todo amor y libertad, que privilegio habría sido ser su amigo.
Por momentos me invadía una espantosa vergüenza y desagrado al recordar al presidente de nuestro país tratando de dar excusas tontas, intentando leerlas de un papel mal redactado y con una monstruosa dicción y expresión, era casi imposible entenderle y por demás desagradable escucharle, me sentí tan avergonzado de lo que el mundo estaría escuchando y de la imagen que estábamos mostrando. Pero entre sus escritos está su concepto de los pendejos y me di cuenta que Usted sabía perfectamente de quienes estaba rodeado y de quienes se tenía que cuidar, lo único que no pudo evitar era lo que estaba por llegar, Usted bien lo dice:  “la vida no te quita cosas, te libera de ellas, te alivia para que vueles más alto para que alcances la plenitud”, ya dejó todas sus cargas y seguramente alcanzó esa plenitud que siempre llevó parte dentro de Usted.
Por último solo quiero recordarle que se puede librar del rayo pero nunca de la raya y cuando llega es inexorable, era nada más que su raya Don Facundo…  bienvenida y bendita raya que le evitó un final doloroso, difícil, sufrido, largo y sin tanta honra y honor como el que ahora lo inunda, colma y satura.
Que mejor muerte para Usted, indolora, inesperada, súbita y sobre todo, ensalza, magnifica, engrandece y honra su vida, su figura, su obra, sus pensamientos y su filosofía. “Yo no soy la libertad, pero sí, el que la provoca”… Dichoso usted, Facundo Cabral, murió por lo que vivió y pregonó, solo murió en su ley. Ya su madre lo había sellado con ese estigma al decirle a sus quince años: “Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte; el primero fue darte la vida, y el segundo, la libertad para vivirla”.
Realmente creo que una estrella se perdió, pero dejó una luz que brillará por muchísimo tiempo que llenará muchos corazones de amor, libertad y sobre todo de paz.  Gracias, muchas gracias por lo que nos dejó.